¡Cuantas cosas me regala esta vida!... A esta diminuta y sencilla casa en el "cibermundo", llega un aliento desde África, desde Turkana (Kenia) ...
... Esta casa en el "cibermundo" siempre abierta está, ... como siempre abierta está la casa en la que vivo, ... como siempre abierta está mi vida...
Gracias, Nacho, por el regalo de tus palabras, que en esta casa, tu casa, acojo con humildad y silencio...
(Música de Ismaël Lô, Tajabone, para escucharte...)
Hola de nuevo desde Kenia!!
Casi casi recién aterrizado. Esta vez el trago del avión costó algo más, pero la llegada a Nairobi ha sido acogedora, me sentí a gusto desde el primer momento, con un hueco por lo que dejo temporalmente en España, pero bien por sentirme en un lugar que reconocía. Pequeñas cosas que nos hacen sentir seguros, como llamar al taxi que habitualmente (las tres veces que he estado en Nairobi) utilizo y que me viniese a recoger, que me preguntasen en swahili y poder responder de la misma manera, encontrarme con otros viajeros ya conocidos que me acogen en su casa en el tránsito por la ciudad, porque esta vez no hice ni siquiera noche en Nairobi, y que estimulen con las narraciones de sus aventuras por turkana (mi siguiente destino) mis ganas de conocer... en fin, que no me puedo quejar del recibimiento, aunque como he dicho ... con algo que se queda.
Y ahora estoy en Turkana, al norte de Kenia, una provincia del tamaño de Cataluña pero con un paisaje mas duro que el de Almería. 24 horas he tardado en recorrer en torno a 800 kilómetros. Autobús nocturno con parada en una estación de servicio al estilo de las de aquí donde sólo éramos tres los blancos, servidor y los dos personajes de la serie de televisión que estaban dando en ese momento, y que muchos viajeros seguían de forma distraída. Me reencontré con la comida keniata, con las samosas, con la sensación de no estar lleno (que de España me he venido recuperando algo del peso que perdí en mi primera estancia). De madrugada cambio de autobús en otra ciudad, Kitale, lugar donde los conflictos tras las elecciones fueron bastante crudos. Para el viajero casual, de tránsito como yo, no se nota, el mercado fluye, la gente se acerca a preguntar donde vas o si necesitas ayuda a cambio de un desayuno (de nuevo formas agradables de acercarse, nada agobiantes y al ser en swahili, me hacen sentir mas seguro), sentirme observado a cada paso, porque no se ven más blancos alrededor. Defender mi asiento en el autobús, para que no sea ocupado por sacos de mercancías varias y esperar dos horas después de la supuesta hora de salida a que se llenase del todo (en sentido literal, del todo). El trayecto hasta Lodwar no tiene nada que ver con lo que había visto hasta ahora. Paisaje boscoso al principio, con montañas y valles verdes van dando paso de forma progresiva a zonas áridas, a la aparición de poblados en medio de ninguna parte con estructuras similares a pueblos latinoamericanos, pero con pastores nómadas turkana paseando por sus calles (una mezcla entre aspecto escocés por sus mantas y trajes, masai por sus collares y punky por su peinado en cresta), y entre pueblo y pueblo pequeñas aldeas con aspecto provisional, propias de estas tribus nómadas, pequeñas chozas construidas para cobijarse por la noche que no para hacer vida dentro (por el tamaño diría que están hechas a mi medida, y no a la suya, que evidentemente son algo más altos que yo... servida queda la broma). Polvo, mucho polvo por el camino, camellos, ríos secos, soledad... montañas a lo lejos, fácil imaginar la clásica foto del león o el elefante recortado en la llanura de la sabana con una montaña al fondo. Lodwar, mi destino, más parecido al imaginario que se tiene de África, más complejo, menos tranquilo que la isla de Lamu. Más diferencias sociales, más sensación de necesidad de hacer algo, también muchos proyectos relacionados con Europeos, cuatro por cuatros con diferentes emblemas de diferentes organizaciones, pero agradable acogida en el trajín de la hora más agitada del día, la llegada de autobuses de kitale. Y estando aquí, nuevas ideas, nuevos proyectos, un festival musical entre colegios de la provincia con coros clásicos, grupos de danzas típicas turkanas y típicas del resto de África, millones (licencia del escritor para resaltar la cantidad de gente que había viéndolo) de personas de público, y personajes muy variopintos entre los europeos que por aquí andan. Historias varias sobre aventuras en la frontera con Sudán, sobre los campos de refugiados, sobre las campañas médicas en avioneta por las zonas más remotas... en fin ... interesantes encuentros. Y ahora, con Carlos, un liante de primera que pretende que hagamos un festival de arte juntando grupos de jóvenes de diferentes lugares de Kenia, incluido como no Lamu, un sitio que está aquí al ladito (en torno a 4 días de viaje). Lo cierto es que suena interesante, y como yo soy un chico fácil ... ahí que parece que nos vamos a enredar.
Bueno ... muchas más cosas, muchos más detalles podría contar, pero eso los dejo para los más interesados, aquellos que queráis algo más de información. Esta noche, es probable que marche a dormir al Lago Turkana, el mar de Jade, que la luna ya tiene tres cuartos de su tamaño completo y promete salir con bastante esplendor al otro lado del lago.
Un beso
P.D. Con esto dar envidia a los que no vienen, animar a los que vienen, compartir con los que están.
P.D.2. A los que leéis los mensajes por etapas... mala excusa para no contestar.
P.D.3. Vale leérselo a mi ahijado, que con algo se quedará.
P.D.4. A los que no pude ver en mi paso por España ... para Navidades más.
... Esta casa en el "cibermundo" siempre abierta está, ... como siempre abierta está la casa en la que vivo, ... como siempre abierta está mi vida...
Gracias, Nacho, por el regalo de tus palabras, que en esta casa, tu casa, acojo con humildad y silencio...
(Música de Ismaël Lô, Tajabone, para escucharte...)
Hola de nuevo desde Kenia!!
Casi casi recién aterrizado. Esta vez el trago del avión costó algo más, pero la llegada a Nairobi ha sido acogedora, me sentí a gusto desde el primer momento, con un hueco por lo que dejo temporalmente en España, pero bien por sentirme en un lugar que reconocía. Pequeñas cosas que nos hacen sentir seguros, como llamar al taxi que habitualmente (las tres veces que he estado en Nairobi) utilizo y que me viniese a recoger, que me preguntasen en swahili y poder responder de la misma manera, encontrarme con otros viajeros ya conocidos que me acogen en su casa en el tránsito por la ciudad, porque esta vez no hice ni siquiera noche en Nairobi, y que estimulen con las narraciones de sus aventuras por turkana (mi siguiente destino) mis ganas de conocer... en fin, que no me puedo quejar del recibimiento, aunque como he dicho ... con algo que se queda.
Y ahora estoy en Turkana, al norte de Kenia, una provincia del tamaño de Cataluña pero con un paisaje mas duro que el de Almería. 24 horas he tardado en recorrer en torno a 800 kilómetros. Autobús nocturno con parada en una estación de servicio al estilo de las de aquí donde sólo éramos tres los blancos, servidor y los dos personajes de la serie de televisión que estaban dando en ese momento, y que muchos viajeros seguían de forma distraída. Me reencontré con la comida keniata, con las samosas, con la sensación de no estar lleno (que de España me he venido recuperando algo del peso que perdí en mi primera estancia). De madrugada cambio de autobús en otra ciudad, Kitale, lugar donde los conflictos tras las elecciones fueron bastante crudos. Para el viajero casual, de tránsito como yo, no se nota, el mercado fluye, la gente se acerca a preguntar donde vas o si necesitas ayuda a cambio de un desayuno (de nuevo formas agradables de acercarse, nada agobiantes y al ser en swahili, me hacen sentir mas seguro), sentirme observado a cada paso, porque no se ven más blancos alrededor. Defender mi asiento en el autobús, para que no sea ocupado por sacos de mercancías varias y esperar dos horas después de la supuesta hora de salida a que se llenase del todo (en sentido literal, del todo). El trayecto hasta Lodwar no tiene nada que ver con lo que había visto hasta ahora. Paisaje boscoso al principio, con montañas y valles verdes van dando paso de forma progresiva a zonas áridas, a la aparición de poblados en medio de ninguna parte con estructuras similares a pueblos latinoamericanos, pero con pastores nómadas turkana paseando por sus calles (una mezcla entre aspecto escocés por sus mantas y trajes, masai por sus collares y punky por su peinado en cresta), y entre pueblo y pueblo pequeñas aldeas con aspecto provisional, propias de estas tribus nómadas, pequeñas chozas construidas para cobijarse por la noche que no para hacer vida dentro (por el tamaño diría que están hechas a mi medida, y no a la suya, que evidentemente son algo más altos que yo... servida queda la broma). Polvo, mucho polvo por el camino, camellos, ríos secos, soledad... montañas a lo lejos, fácil imaginar la clásica foto del león o el elefante recortado en la llanura de la sabana con una montaña al fondo. Lodwar, mi destino, más parecido al imaginario que se tiene de África, más complejo, menos tranquilo que la isla de Lamu. Más diferencias sociales, más sensación de necesidad de hacer algo, también muchos proyectos relacionados con Europeos, cuatro por cuatros con diferentes emblemas de diferentes organizaciones, pero agradable acogida en el trajín de la hora más agitada del día, la llegada de autobuses de kitale. Y estando aquí, nuevas ideas, nuevos proyectos, un festival musical entre colegios de la provincia con coros clásicos, grupos de danzas típicas turkanas y típicas del resto de África, millones (licencia del escritor para resaltar la cantidad de gente que había viéndolo) de personas de público, y personajes muy variopintos entre los europeos que por aquí andan. Historias varias sobre aventuras en la frontera con Sudán, sobre los campos de refugiados, sobre las campañas médicas en avioneta por las zonas más remotas... en fin ... interesantes encuentros. Y ahora, con Carlos, un liante de primera que pretende que hagamos un festival de arte juntando grupos de jóvenes de diferentes lugares de Kenia, incluido como no Lamu, un sitio que está aquí al ladito (en torno a 4 días de viaje). Lo cierto es que suena interesante, y como yo soy un chico fácil ... ahí que parece que nos vamos a enredar.
Bueno ... muchas más cosas, muchos más detalles podría contar, pero eso los dejo para los más interesados, aquellos que queráis algo más de información. Esta noche, es probable que marche a dormir al Lago Turkana, el mar de Jade, que la luna ya tiene tres cuartos de su tamaño completo y promete salir con bastante esplendor al otro lado del lago.
Un beso
P.D. Con esto dar envidia a los que no vienen, animar a los que vienen, compartir con los que están.
P.D.2. A los que leéis los mensajes por etapas... mala excusa para no contestar.
P.D.3. Vale leérselo a mi ahijado, que con algo se quedará.
P.D.4. A los que no pude ver en mi paso por España ... para Navidades más.
2 comentarios:
Lendo estas palabras lembrei a outros amigos con experiencias moi distintas pero vividas de forma tan intensa e transmitidas tan apaixoadamente como Nacho.
Supón unha ventá a un mundo que tanto descoñecemos e que tanto "medo" nos da arriscarnos a coñecer porque suporía moitas renuncias e retos que ¿seriamos capaces de afrontar? ¿quereriamos asumilo? ...
Quen sabe... de momento seguimos á espera de ver como si outras persoas están; refán; colaboran; dan a man, o brazo e ata a vida ... ao que nós nos encargamos de desfacer co noso modo de vida...
Bicos.
...Deixa que o mundo te cambie, para poder cambiar ti o mundo...
... A vida é unha preciosa aventura, que eu quero vivir sen condicións... Non sei a onde a vida me levará, ou que me pidirá ou esixirá...
... O que sei e que a vida, sempre me regala persoas que para min son motivo de ledicia porque sei que dan sen pedir... E recórdanme cal é a razón pola que vivir...
Unha aperta
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