domingo, 25 de enero de 2009

A sembrar toca...

Este mundo en el que nos ha tocado vivir parece que cada día está más patas arriba. Cada vez más sufrimiento innecesario de millones de personas, cada vez más niños privados de la oportunidad de ser niños, cada vez más ancianos solos, cada vez más hombres y mujeres heridos por el hastío y la soledad de una sociedad que consume, y consume, y consume, y vuelve a consumir,... y se olvida de que la felicidad no está en consumir...

Negra la realidad ¿verdad? … Unos no quieren ver, otros ven y se olvidan, otros se olvidan de ver, y otros vemos y nos cuesta ver.... Creo firmemente que esto cambiará y que como canta el cantautor, “habrá un día en que todos al levantar la vista veremos una tierra que ponga libertad...También será posible que esa hermosa mañana ni tú, ni yo, ni el otro la lleguemos a ver, pero habrá que empujarla para que pueda ser”...

En este punto es en el que me paro. Son más de 15 años los que llevo creyendo en esto, y a estas alturas de mi vida, tengo que recordarme algo que aprendí. No es lo mismo construir que sembrar. Cuando uno construye asienta los pilares, hace la estructura, rellena los huecos, pone el tejado y termina la obra. Cuando uno siembra sabe que en muchas ocasiones el fruto no le corresponde, porque los procesos son lentos y hay semillas que tarde más de una vida en crecer. El amor a fondo perdido, la paciencia, el trabajo silencioso, la esperanza compartida..., son herramientas fundamentales para sembrar.

Yo no construyo un mundo diferente, yo quiero sembrar un mundo diferente. Y en los momentos que me siento impotente para sembrar, porque la vida en esta parte del planeta a veces es una losa muy pesada y mi vida se vuelve incoherente, aquellos a los que amo, me ayudan a sembrar y mis sueños me recuerdan que sólo sembrando la vida tiene sentido.


Gracias por reavivar la memoria de mi alma. Y a sembrar toca...



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